domingo, 17 de junio de 2007

El buen nombre (The namesake)

Doctora Pasaventa

Cuando una lleva unos 80 exámenes de selectividad corregidos (unos 500 folios llenos de teoría de las ideas, conceptos nietzscheanos varios y argumentos marxistas más que discutibles) sólo tiene dos opciones: pegarse un tiro o irse al cine. Como no tenía pistola a mano, opté por lo segundo, y, mira por dónde, me encontré con una peli de lo más interesante. La están poniendo en los Cinebox Vistahermosa y, si tengo que juzgar por el número de espectadores que la vimos ayer en la sesión de las 17,40 h. (5 contándome a mí), no creo que dure mucho.
La película es de la directora Mira Nair, la misma que hizo La boda del monzón hace 4 ó 5 años. Los que hayáis visto esta última comprenderéis que no se me pasara por la imaginación llevarme los 3 paquetes de kleenex que me hubieran hecho falta.
El buen nombre se inicia con la boda pactada entre Ashoke y Ashima (la actriz bolliwoodiense Tabu, más guapa cuantos más años cumple en la película) y el traslado de ambos a Nueva York (en donde él trabajaba en algo relacionado con la ingeniería y la fibra óptica). Una vez allí, la cinta va dando saltos en el tiempo: de los primeros días en una Nueva York fría e inhóspita al nacimiento del primer hijo, Gogol (de ahí viene el título, por cierto), y de ahí al nacimiento de la segunda hija, la niñez de ambos, la adolescencia (memorable la visita que hacen a la India cuando son adolescentes -en particular al Taj Mahal-).... y no digo más para no desvelar algunos de los momentos más emotivos.
Inicialmente parece que la película se va a centrar en el desarraigo de los hindúes en Estados Unidos y los problemas derivados del mismo.... Y algo hay de eso en la historia de los Ganguli. Pero la película es mucho más: una historia de amor fascinante que nos lleva a pensar que, después de todo, tampoco están tan mal los matrimonios pactados; una historia de desencuentros y reencuentros generacionales que nos obliga a pensar en las barbaridades que les dijimos a nuestros padres cuando teníamos 18 años (y en las que, seguro, tendremos que oír de nuestros retoños); una historia de dolor y soledad provocada por la muerte del ser querido... y, de hecho, esa mezcla de temas, de "temazos", sin decantarse por uno en concreto, es lo que hace de esta peli un "collage" de la vida misma.
Los actores están bien (particularmente el hijo, Kal Penn, y la vulnerable madre), las imágenes de la India siguen siendo apasionantes (aunque, en algunos casos, es inevitable el "dejá vu" -estoy pensando en las bodas y celebraciones hindúes-), y, en conjunto, la película deja el sabor de boca propio del buen cine. Eso sí, conviene no olvidar los kleenex.

Besos de cine.

La casa de papel

LUIS LEANTE

Por razones que ahora no vienen al caso, en los dos últimos meses las estanterías de mi estudio se han llenado de libros que esperan en posición vertical el momento de ser leídos para pasar a la horizontalidad. Son en su mayoría novelas y algún ensayo de escritores latinoamericanos de mi generación (entre 1955 y 1965) que han escrito una obra considerable tanto en cantidad como en calida. Me gustaría hablar de todos, pero cada día aumenta la montaña de libros y es imposible por ahora.

Sin embargo, no quería dejar sin compartir con vosotros una pequeña obra literaria que acabo de descubrir. Es una novela corta —cortérrima, que diría el docto Emilio— del escritor argentino Carlos María Domínguez. Como no quiero caer en la pedantería de los críticos que escriben en los suplementos culturales, sólo voy a mostraros el arranque de la novela y luego decidís si merece la pena leerla o no.

«En la primavera de 1998, Bluma Lennon compró en una librería del Soho un viejo ejemplar de los Poemas de Emily Dickinson, y al llegar al segundo poema, sobre la primera bocacalle, la atropelló un automóvil.»

Creo que con eso basta para que sigáis leyendo sin parar hasta la última línea. No os va a decepcionar. Apenas son cien páginas. Pero os daré algunos datos del libro. La primera edición de este libro salió en 2004. La que se publica ahora es de la Editorial Mondadori. Lleva unas ilustraciones muy buenas y sale en este mes de junio. Quizás ni siquiera esté aún en las librerías; al menos, en las que yo estoy pensando, sin querer ser malvado.

Carlos María Domínguez nació en Argentina en 1955, aunque hace dieciocho años que vive en Montevideo. Ha escrito varias novelas premiadas, así como biografías y libros de investigación periodística. La novela de la que hablo ha sido traducida al inglés, al italiano, al francés, al alemán y al portugués. Me ha gustado tanto que he decidido aprender todos esos idiomas para disfrutar también de las traducciones. Espero que os pase algo parecido.

sábado, 9 de junio de 2007

La hoja roja

Queridos indiscretos:

Ante la imposibilidad de redactar este comentario en nuestro blog-madre, el del sofá, me veo obligada a presentar aquí la crónica de la última tertulia, sobre "La hoja roja" de Delibes, celebrada el pasado jueves en la biblioteca de nuestro querido Pla.
Durante la tertulia, probablemente mimetizados por el estilo del propio Delibes, estuvimos repitiendo dos o tres ideas clave, entrando y saliendo, y vuelta a empezar, de los tres círculos concéntricos en los que se desarrolla la novela.
El primero de los círculos, el más amplio, nos llevó a analizar el retrato que el autor hace de una ciudad de provincias en la España de los años 50. Y lo que Delibes nos muestra es.... "deprimente" (término usado por varios de los tertulianos). La cena de jubilación con la que se inicia la novela, la casa en la que viven, los escaparates de las tiendas, los bares en los que se comen churros,los paseos de los soldados con las chicas de servicio... casi todo resulta triste bajo el prisma de Delibes. Allí estuvimos debatiendo que si el retrato social de Delibes se ajusta o no a la realidad (aportaciones varias de los tertulianos con datos familiares y personales), que si todavía queda algo de esa España en algunos rinconcitos del país (más aportaciones con anecdotario personal.... lo bueno de las tertulias es que, al final, te sabes la vida de los tertulianos, de su familia, de su poblado...), que si Delibes había escogido sólo la parte negra de la sociedad de la época (y más datos del personal)... Dijeron los entendidos que, probablemente, el autor pretendía contrarrestar la imagen idílica que habían dado de Castilla los del 98 (si lo dicen ellos, no seré yo quien lo cuestione).
El segundo de los círculos nos permitió hablar de las relaciones familiares: don Eloy nunca tuvo padre (murió el mismo día en que Eloy nació, así que llevó la negra desde el minuto cero), vivió toda la vida con su mujer, sin que se vea ni pizca de amor en esa relación, su hijo, "notario a los 42 años", vive en Madrid, pero es como si viviera en Singapur (impactantemente doloroso el capítulo en el que don Eloy va a visitar a su hijo, indiferente a su padre y neurótico perdido); la Desi, la criada (la chacha se decía en mi pueblo) se va a servir a la ciudad huyendo de una madrastra peor que la de la Cenicienta... En fin, un panorama desolador.
Por último, el círculo más pequeñito (y, por cierto, el más universal): el de la vejez, esa antesala por la que casi todos pasaremos (si es que llegamos, claro), el momento en el que te vas quedando solo porque los tuyos se han muerto (tu familia, tus amigos), cuando tienes a más gente dentro que fuera (del cementerio, digo). El hombre está radical, dramáticamente, solo. Menos mal que Delibes nos da un respiro: don Eloy no está solo del todo, nos tiene a los lectores (el autor logra magistralmente que sintamos ternura por este pobre diablo) y, en la última página, tiene a la Desi (que por fin tiene también a alguien con quien estar).
De todas estas cosas estuvimos hablando... y, aunque parezca mentira por la tristeza que impregna toda la novela, nos lo pasamos "la mar de bien" (es lo que tienen las novelas, que te ponen triste -o contento, o lo que sea-, con independencia total de lo que te esté pasando en la vida real). Así que entre bromas, risas, chascarrillos y bombones de chocolate pasamos un rato estupendo. Y como era la última tertulia de la temporada, nuestra Madre Fundadora nos propuso hacer unas votaciones para elegir "Mejor tertulia" y "Mejor novela" (lo de miss camiseta mojada que han propuesto algunos queda pendiente para el próximo año). Pues bien... the winner is.... LA HOJA ROJA, elegida por mayoría simple como la mejor novela de la 2ª temporada de la tertulia, and the other winner is.... DOCTOR PASAVENTO, elegida por unanimidad como mejor tertulia de la temporada. Y yo, feliz, porque, por si no os habíais dado cuenta la que esta crónica firma no es otra que la doctora Pasaventa. Saludos y hasta pronto. Ah! Se me olvidaba: espero que os hayan gustado las pijaditas que he puesto en la página. Lo del reloj es para que no os paséis tantas horas delante del ordenador... que la vida de pareja se resiente. Lo de los vídeos es para poner alguna tontería y para que sepáis que en esa sección podéis colocar vuestros propios vídeos (no sé, el de la boda, el de la comunión del niño...). En fin, que el blog nos está quedando monísimo.... Y que sigáis escribiendo que el otro día Emilio me dijo que estaba deprimido porque nadie ponía nada y que iba a quitar el blog... TODOS CON EL BLOG!!!!